domingo, 10 de agosto de 2008

Tropa de élite (2007), de José Padilha

Vigilar y castigar
Título: Tropa de élite. Nacionalidad: Brasil, 2007. Dirección: José Padilha. Guión: B. Montovani, José Padilha y Rodrigo Pimentel. Fotografía: Lula Carvalho. Montaje: Daniel Rezende. Intérpretes: Wagner Moura, Caio Junqueira. Producción: Zazen Produçoes. Distribución: Alta Films. Duración: 115 minutos. Página Web: www.tropadeeliteofilme.com.br. Estreno: 11 de julio

Vigilar y castigar es el pretexto filosófico que sirve a José Padilha como eje descriptivo de la comunidad social de las favelas de Río de Janeiro. El sistema actúa contra el propio sistema y la justicia brasileña corrompe al propio orden judicial instaurado. En el cuerpo policial, pocos miembros del cuerpo se salvan de la moraleja que podemos extraer del ensayo de Michel Foucault: “hecha la ley hecha la trampa”.

Cuando uno observa Tropa de élite, es ineludible pensar en la historia del joven aspirante a fotógrafo, Buscapé, que Fernando Meirelles nos presentó en su tan aclamada Cidade de deus (2002). Los parecidos formales son evidentes pero las diferencias argumentales distan de tener parecidos. Si Fernando Mereilles nos presentaba su perspectiva de la vida social de Brasil a través de la mirada del sujeto originario de las favelas y rodeado por el narcotráfico, José Padilha nos muestra la misma realidad vista desde los ojos de Nascimento (Wagner Noura), un capitán en jefe del BOPE, una compañía de Operaciones Especiales que actúa en la lucha policial contra el narcotráfico.

Pese a que podemos encontrar símiles en el contexto social del Brasil de los 60, Cidade de Deus, y de los 90, Tropa de élite, ésta última transmite una visión más cercana y realista de la vida social en Brasil. La libertad de movimientos de la cámara acentúa el carácter marcadamente documentalista de la obra. La banda sonora, compuesta a partir de piezas de artistas locales, envuelve al espectador hasta apartarlo de la mirada del reloj.

Los 115 minutos de metraje se convierten en una dosis explosiva de violencia y de ritmo trepidante que tras diferentes giros argumentales devuelven el equilibrio temporal a la última parte del film. La violencia es el símbolo del entorno argumental que envuelve a los protagonistas de esta historia. Los personajes se ven marcados por serios dilemas morales que deben afrontar dentro de sus espacios personales y profesionales. La crudeza de cada encrucijada contra el narcotráfico repercute en la conciencia moral de cada uno de ellos.

La tentación ahoga a los correctos y son pocos los que logran escapar de ella. La corrupción es la bandera del sistema policial brasileño y, dentro del mismo, el hombre se convierte en un lobo para el hombre. La visita y la estancia del Papa Juan Pablo II cerca de una de las favelas más conflictivas de Río, Babilonia, será una prueba de fuego para que Nascimento y los aspirantes a sucederle en el cargo, Matías (Cayo Junqueira) y Neto, consigan mantener la seguridad de su santidad y aporten la honradez necesaria para modificar los patrones de comportamiento del cuerpo policial.

Matías es la muestra de la dialéctica social brasileña, lucha contra el fuego cruzado de su origen obrero y la atracción del divertimento de las clases acomodadas. Tras la desdicha de cientos de pobres, los acomodados ocupan su tiempo suministrando capital de droga al narcotraficante. Éste es el cliente preferente que obstaculiza los esfuerzos de Nascimento y de todos sus hombres en la guerra contra el narcotráfico. Tropa de élite es un ejemplo de buen cine. Es una propuesta arriesgada que apuesta por la lucidez de su trama y por la búsqueda de nuevos canales de expresión visual. Es un ejemplo de que el cine brasileño se encuentra en una óptima vertiente creativa e independiente, que seduce tanto.
Chus López

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