sábado, 18 de octubre de 2008

La defensa del terror


El abogado del terror, de Barbet Schroeder


Título: L'avocat de la terreur. Nacionalidad: Francia. Dirección y guión: Barbet Schroeder. Producción: Rita Dagher. Música original: Jorge Arriagada. Año de producción: 2007. Estreno: 17/10/2008. Web oficial: http://www.terrorsadvocatefilm.com/



Cambiamos de tercio Kultureros! Esta semana y de la mano de el recién estrenado El abogado del terror reflexionaremos entorno al género del documental. Este género nos permite acercarnos de pleno a la realidad sin llegar a ficcionarla. Su valor diferencial se basa en identificar como cada uno de los autores decide filmar y percibir esa realidad.


En este caso, Barbet Schroeder nos presenta un interesante experimento cinematográfico centrado en la figura del polémico letrado Jaques Vergès, El abogado del diablo.Vergès es conocido dentro del mundo jurídico como el defensor de los más perversos tiranos de la segunda parte del siglo XX: Slobodan Milosevic, Carlos el Chacal, Mao Tse Tung, Pol Pot, entre otros. Es un personaje destacado de la vida pólítica francesa y ha generado gran crispación entre sus compatriotas. La obra destaca por ilustrar los pensamientos y las reflexiones de este personaje contemporáneo, en primera persona, y en combinación directa con testimonios que participaron y compartieron la vivencia personal de Vergès durante la defensa de los crímenes realizados por sus clientes.


El film contiene un hilo conductor y cronológico que nos permite entrever la clara evolución de Vergès a lo largo de las diferentes etapas de su vida. No existe la voz en off de un narrador que nos oriente a lo largo de la narración y los acontecimientos se suceden gracias a un flujo importante de información y a un elaborado estudio de investigación que nos presenta documentos de extrema calidad. Schoeder presenta a Vergès manteniéndose al margen de realizar cualquier juicio moral sobre sus actos y sobre su persona. Tan sólo nos muestra cuáles son las inquietudes culturales e intelectuales de este sujeto, así como de la aportación judicial que realiza para obtener la mínima pena para sus clientes.


La estructura narrativa sigue la base narrativa y clásica del documental, mezclando la voz de los testimonios reales con la información extráida de la investigación realizada con anterioridad. Por ello, el riesgo de la obra se identifica más en la presentación de unos contenidos inquietantes y convulsos para la opinión pública, y especialmente, francesa, que en su forma de presentarla. La calidad de la pieza es destacable pero el final de su metraje deja entrever cierto cansancio para el espectador. La dinámica de los sucesos se muestra un tanto repetitiva y la extensión de los testimonios hace que la duración de la pieza documental sea excesiva. La apuesta podría haber apostado por un formato narrativo más breve y menos repetitivo.





A pesar de esta contradicción, la obra funciona con cierta fluidez y la aportación de ejemplos contextuales facilita al receptor la comprensión de lo expuesto. Los comentarios del propio Vergès sirven para acercar al espectador al contexto de los hechos y sentirse más cercano. Pese a que el espectador se muestre o no de acuerdo con Vergès, nadie puede negar la astucia de sus obras, así como la candidez y la humildad con la que se muestra participe de sus logros. Este detalle permite que el documental salga a flote y se muestre esencial para comprender el trasfondo político de la segunda mitad del siglo XX, desde la participación en el movimiento de liberalización de las colonias africanas y asiáticas, y en concreto, Algeria, hasta la más actual defensa del dictador Slobodan Milosevic. Sobretodo y por encima de sus testimonios, El abogado del terror es una obra extremadamente inquietante.


Chus López

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